Hay una tendencia generalizada entre cristianos a ver cualquier cosa desagradable que nos pasa, como el resultado de la “guerra espiritual”.
Cuando se presenta una dificultad, de inmediato muchos le piden a Dios que les quite el dolor. El problema es que ésta apreciación, pudiera ser que nada tenga que ver con satanás, ni con la guerra espiritual.
A nosotros nos parece más “fácil” explicar nuestras penalidades como ataques del maligno, en lugar de admitir que sencillamente estamos viviendo una consecuencia de un mal que sembramos o que el Padre Celestial nos está disciplinando: Hebreos 12:6 (NTV) “Pues el Señor disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo.” Lo que a veces “diagnosticamos” equivocadamente como un ataque de satanás, en realidad pudiera ser un castigo de nuestro Padre amoroso. El Señor nos disciplina porque quiere ganar nuestra atención y realizar los cambios pertinentes en nuestra vida. Si mal entendemos el propósito del castigo de Dios, perdemos la bendición de su advertencia que nos envía de los peligros del pecado. ¿Estás pasando por circunstancias difíciles en tu vida? Pudiera ser que Dios te esté disciplinando. Recuerda que la naturaleza de Dios es el perfecto amor. De seguro te corregirá porque quiere hacerte bien. Arturo Gómez -goma-]]>